Los Big Data están presente en nuestra vida diaria, en muchos casos ni siquiera somos conscientes de ello, cuando compramos un producto en eBay, cuando pulsamos un “Me gusta” en Facebook, al descargamos una canción en iTunes, todas estas pequeñas acciones generan una información importante que será utilizada y aprovechada.
Cuando hacemos una foto con el móvil de nuestra familia y la subimos a una red social, se utilizan una serie de metadatos que permiten conocer la ubicación geográfica, dónde vivimos, cuál es nuestra familia y quiénes son.
Son muchos los usos que se pueden hacer de este gran volumen de datos, las compañías recopilan esta información de los usuarios y sus comportamientos en entornos digitales, y posteriormente analizan esta gran cantidad de datos con el fin de detectar tendencias e información, en principio invisible, que les permita mejorar sus objetivos estratégicos.
El comercio electrónico es uno de los sectores donde el impacto del Big Data es más notable, compañías muy populares han conseguido convertirse en líderes utilizando Big Data, un ejemplo típico es Amazon, su modelo de negocio se caracteriza por generar experiencias de usuarios muy personalizadas. Todo ello en base a análisis de tipo predictivo, procesando en tiempo real un gran volumen de información, como el análisis de los datos históricos de compra de los clientes, los clics que estos realizan, los productos añadidos al carrito, etc., ofreciendo a cada cliente que visita su página resultados personalizados, mostrando anuncios o contenidos al que tiene acceso en función de los productos o servicios por los que ha mostrado interés anteriormente.
Las plataforma digitales más populares Google y Facebook son las que más información poseen de sus usuarios, datos como nuestras búsquedas en Google, los vídeos que vemos en YouTube, o las páginas que nos gustan en Facebook, son un potencial de información que despierta gran interés en compañías comerciales que utilizan estos datos proporcionados por estas plataformas para orientar su publicidad y definir audiencias cada vez más específicas, influyendo directamente en el contenido al que tenemos acceso.
Esta personalización no solo afecta a nuestras pautas de consumo, sino a muchos otros ámbitos de nuestra vida cotidiana como la salud, tiempo de ocio, etc.
La personalización se convierte en un valor para las empresas y para los clientes, pero a veces ese valor tiene un coste en términos de privacidad. Las organizaciones deben llevar a cabo políticas de datos transparentes, asegurando y verificando la calidad de los datos, garantizando la seguridad y protección de estos, estableciendo periodos de tiempo razonable en cuanto a su conservación y más prácticas indispensables para garantizar su seguridad.
Conjugar la personalización con la privacidad y establecer mecanismos que aseguren el buen uso de la información, que pertenece a cada individuo, y que define su propia manera de ser y actuar en sociedad, es el reto.
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