Puede que el auge de la microformación se deba, en parte, a que los contenidos cortos son más sencillos de digerir, de consumir. El contenido de corta duración se ha venido en denominar píldora. En el caso de los vídeos, por ejemplo, se ha visto que funcionan mejor, en líneas generales, si no llegan a los 10 minutos. En el caso de otro tipo de material, también se recomienda con frecuencia que se divida en partes consumibles en períodos de tiempo similar.
Un ámbito donde han destacado son los Cursos Masivos Abiertos y En Línea, o MOOC por sus siglas en inglés (Massive Open Online Courses). Un formato muy habitual de estos cursos se materializa en videoclases de 5 o 10 minutos cada una. Este tipo de cursos se pueden encontrar, por ejemplo, en edX.org, MOOC INTEF o MiríadaX.
Otro ámbito donde han destacado es en la formación a través de dispositivos móviles (m-learning o mobile learning). En el ámbito de los móviles todo tiene que ser muy ligero, ya que no tienen la misma capacidad de procesamiento y almacenamiento que un ordenador. Tal vez sea otro factor del éxito del formato en píldoras. En el sector móvil, además, importa muchísimo la facilidad de consumo: las pantallas son más pequeñas. Nos cansamos antes de leer y preferimos imágenes y vídeos antes que textos. Ejemplos de microformación en móviles, por citar unos pocos, podemos encontrar EduPills o Google Primer.
Sin duda, otro ámbito importantísimo es la formación corporativa. Las píldoras tienen un menor coste, ya que al no ser cursos tan complejos como los paquetes de formación tradicionales, sus tiempos de producción suelen ser menores. Además, el formato píldora ha sido asociado a la formación en competencias, que es algo demandado en el sector empresarial. Lynda (de pago), portal de formación de competencias profesionales gestionado por LinkedIn, sigue también el modelo de vídeo píldoras.
Te animamos a probar alguno de los ejemplos citados de microformación.
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