El término blockchain lleva un tiempo apareciendo en publicaciones relacionadas con el mundo de la informática y de la tecnología educativa. Se trata de un sistema de intercambio de información. Su uso más conocido tal vez sean las llamadas bitcoins, la divisa virtual de internet. La diferencia que tiene blockchain con otros sistemas de intercambio es que trae consigo la promesa de ser muy seguro, de ser impermeable ante el fraude.
Blockchain (literalmente, cadena de bloques) funciona a modo de una base de datos compartida (a través de una red de intercambio entre pares o P2P), distribuida y no centralizada, dividida en nodos. Entre los beneficios que tiene, se destaca la integridad de su base de datos, la cual, para ser alterada, necesita del consenso de todos los nodos. Además, al ser una red distribuida, si un nodo no funciona o es atacado, la red no se ve comprometida.
En otras palabras, blockchain plantea una auditoría sistemática: cada vez que se hace una transacción, se registra en esta base de datos P2P. Para alterarla o hackearla, haría falta comprometer a todos los dispositivos de la base de datos compartida. Esta característica es la que hace a esta tecnología prometedora en muchos ámbitos.
Blockchain se está barajando para muchos otros ámbitos, aparte de bitcoins: de acuerdo con este artículo patrocinado de El Economista [1], podría servir para evitar el fraude en la administración electrónica, la compraventa de obras de arte o, más generalmente, el intercambio entre particulares y la economía colaborativa. En el terreno educativo, Antonio Márquez escribe en este artículo [2] que blockchain traería mayor fiabilidad al campo de las insignias digitales, que se usan a modo de micro-credenciales y credenciales alternativas, al auditar que una insignia fue emitida a una persona en concreto, con menor posibilidad de fraude, ya las comprobaciones se hacen en una base de datos compartida.
Las expectativas puestas en blockchain son altas y algunos medios afirman que puede hacer nuestra vida radicalmente distinta, hasta el punto de utilizarse en el gobierno electrónico y en elecciones o en banca.
En todo caso, conviene mantenerse a la espera ya que es una tecnología en desarrollo y se trata de un mercado que todavía se está posicionando y cuyos intereses todavía no se han definido del todo.
[1] El Economista: Blockchain, la tecnología que promete el trueque digital y evitar el fraude
[2] Antonio Márquez para blog de INTEF: ¿Insignias Digitales y Blockchain?
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